Marshall Rosenberg, a través de su obra sobre la Comunicación No Violenta (CNV), explora profundamente la dinámica de nuestras interacciones y cómo estas pueden afectar nuestras relaciones y nuestro bienestar emocional. Una de las ideas fundamentales que propone es que, a menudo, las personas se enfrentan a una elección crucial: ser felices o tener razón.
En muchas situaciones de conflicto, especialmente en relaciones personales y profesionales, las personas tienden a aferrarse a sus puntos de vista con la esperanza de demostrar que están en lo correcto. Este deseo de tener razón puede surgir de varias fuentes, como el ego, la necesidad de validación o el temor a parecer débil o incompetente.
Sin embargo, esta insistencia en tener razón puede conducir a la confrontación, el resentimiento y la ruptura de relaciones. Rosenberg señala que cuando estamos más centrados en ganar una discusión que en comprender y conectar con la otra persona, perdemos de vista lo que realmente importa: nuestras necesidades emocionales y las de los demás.
La Comunicación No Violenta pone un énfasis especial en la empatía, que Rosenberg describe como la capacidad de entender y compartir los sentimientos de otra persona. La empatía implica escuchar atentamente, sin juzgar, y responder de manera que demuestre que valoramos y comprendemos la perspectiva del otro.
Cuando priorizamos la empatía sobre la necesidad de tener razón, fomentamos un entorno de respeto y colaboración. Esto no solo mejora nuestras relaciones, sino que también contribuye a nuestro propio bienestar emocional. Al enfocarnos en ser felices y en hacer felices a los demás, creamos un ciclo positivo de comprensión y apoyo mutuo.
Rosenberg sugiere que en lugar de centrarnos en tener razón, deberíamos enfocarnos en identificar y satisfacer nuestras necesidades y las de los demás. La CNV nos enseña a expresar nuestras necesidades de manera clara y honesta, sin imponer juicios o demandas.
Por ejemplo, en una discusión, en lugar de insistir en que nuestra perspectiva es la correcta, podríamos decir: "Me siento frustrado porque necesito sentirme escuchado y comprendido. ¿Podríamos tomarnos un momento para entender mejor nuestros puntos de vista?" Esta forma de comunicación abre la puerta a la empatía y la cooperación, en lugar de crear una barrera de oposición.
Al elegir ser feliz sobre tener razón, experimentamos varios beneficios:
Relaciones Más Fuertes: Las relaciones se fortalecen cuando las personas se sienten comprendidas y valoradas. La empatía y la comunicación abierta fomentan un vínculo más profundo y duradero.
Reducción del Estrés: Las discusiones y conflictos constantes pueden ser una fuente significativa de estrés. Al priorizar la comprensión y la felicidad, reducimos la tensión y promovemos un ambiente más relajado y positivo.
Crecimiento Personal: La disposición a escuchar y considerar las perspectivas de los demás nos ayuda a crecer y aprender. Nos volvemos más abiertos y receptivos, lo que enriquece nuestras vidas y nuestras relaciones.
Mejora de la Salud Mental: Las relaciones conflictivas pueden afectar negativamente nuestra salud mental. Al enfocarnos en la felicidad y la empatía, promovemos un estado mental más saludable y equilibrado.
La elección entre ser feliz y tener razón, como lo plantea Marshall Rosenberg, es una invitación a reevaluar nuestras prioridades en la comunicación y las relaciones. La Comunicación No Violenta nos ofrece herramientas prácticas para centrarnos en la empatía, la comprensión y la conexión humana. Al hacer esto, no solo mejoramos nuestras relaciones, sino que también contribuimos a nuestro propio bienestar emocional y felicidad. En última instancia, la verdadera victoria en cualquier interacción no reside en demostrar que estamos en lo correcto, sino en fortalecer los lazos que nos unen y en encontrar la paz y la alegría en nuestras conexiones con los demás.
Amor Oliva Ramón.